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Tras el desastre, la vida salvaje vuelve a Chernóbil (FOTOS)

25/12/2015 - 12:00 am

“Es muy probable que la vida salvaje en Chernóbil sea mucho más abundante de lo que era antes del accidente”, afirma Jim Smith, de la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido.

Crías de águilas. Foto: Valeriy Yurko. Especial, Vice.
Crías de águilas. Foto: Valeriy Yurko. Especial, Vice.

Ciudad de México, 26 de diciembre (SinEmbargo/Vice).- En las décadas posteriores a la catástrofe de Chernóbil de 1986, la vida salvaje pagó un precio muy alto. Se han encontrado aves con tumores, mientras que algunos mamíferos sufrieron defectos genéticos y una disminución en las tasas de reproducción.

Pero el año pasado, científicos encontraron indicios de una mejoría en el lugar donde tuvo lugar el considerado como más grave accidente nuclear de la historia.

Timoteo Mousseau, biólogo de la Universidad de Carolina del Sur, y sus colegas descubrieron que algunas aves se adaptan al entorno radiactivo mediante la producción de niveles más altos de antioxidantes protectores. Y un estudio de Current Biology concluye que la zona del desastre está empezando a parecerse más, de hecho, a una reserva natural llena de arces, ciervos, jabalíes y lobos.

“Es muy probable que la vida salvaje en Chernóbil sea mucho más abundante de lo que era antes del accidente”, afirma Jim Smith, de la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido. “Esto no significa que la radiación sea buena para la vida salvaje, sólo que los efectos de la presencia humana, incluyendo la caza, la agricultura y la silvicultura, son mucho peores”.

La población de lobos ha incrementado. Foto: Valeriy Yurko. Especial, Vice.
La población de lobos ha incrementado. Foto: Valeriy Yurko. Especial, Vice.

Estudios anteriores realizados en los 2 mil 610 kilómetros cuadrados de la zona de exclusión de Chernóbil mostraron que las altas tasas de radiación emitidas por la explosión y el posterior incendio provocaron una reducción drástica de las poblaciones de fauna silvestre, especialmente en los meses posteriores al desastre. Sin embargo algunos animales sobrevivieron y habitaron el Bosque Rojo, llamado así porque los árboles murieron y se pusieron rojos debido a los elevados índices de radiación.

La nueva evidencia, basada en los datos del censo a largo plazo, indica que las poblaciones se están recuperando. Los números de alces, corzos, ciervos rojos y jabalíes en la zona de exclusión son similares a los de cuatro reservas naturales no contaminadas de la región, según el estudio.

Entre los cambios más drásticos, sin embargo, llama la atención el crecimiento de las poblaciones de lobos, que ahora son siete veces mayores que lo que se puede encontrar en las reservas naturales.

“Además, los datos que recopilamos mediante investigaciones desde helicópteros muestran las tendencias de aumento de alces, corzos, jabalíes y la abundancia de vida silvestre años después del accidente”, escribieron los autores del estudio.

“Estos resultados demuestran por primera vez que, independientemente de los posibles efectos de la radiación sobre los animales individuales, la zona de exclusión de Chernóbil contiene una abundante comunidad de mamíferos después de casi tres décadas de exposición a radiaciones crónicas”.

Los números de alces, corzos, ciervos rojos y jabalíes en la zona de exclusión son similares a los de cuatro reservas naturales no contaminadas de la región. Foto: Valeriy Yurko. Especial, Vice.
Los números de alces, corzos, ciervos rojos y jabalíes en la zona de exclusión son similares a los de cuatro reservas naturales no contaminadas de la región. Foto: Valeriy Yurko. Especial, Vice.

Un factor determinante en la recuperación parece haber sido el hecho de que la zona continúa completamente aislada de las miles de personas que alguna vez vivieron allí antes del desastre, lo que acabó con la caza, severamente restringida, y la agricultura. Una tendencia similar se ha encontrado en la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur, donde la región plagada de minas ha sido una bendición para los jabalíes, ciervos, y cientos de especies de aves que pasan allí el invierno.

“Estos datos únicos, que muestran una amplia gama de animales que prosperan dentro de la zona de un grave accidente nuclear, ilustran la capacidad de recuperación de las poblaciones de fauna silvestre cuando son liberadas de las presiones de la vida humana”, dice Jim Beasley, uno de los coautores del estudio, de la Universidad de Georgia.

Los autores también dan crédito por la recuperación de la fauna a una significativa caída en las tasas de radiación desde el desastre, aunque señalaron que los animales siguen acumulando radiación en sus cuerpos.

“La gente me dice, ‘¿Le sorprendieron sus hallazgos?’ En algunos sentidos, no”, dice Smith. “No esperábamos ver, necesariamente, graves efectos, o dicho de otro modo, efectos que pudieran haber dañar a las poblaciones enteras. Esperábamos ver efectos en animales individuales, pero no en las poblaciones”.

Mousseau, que no fue parte del último estudio animal, calificó a la investigación de un “paso muy positivo en la realización de investigaciones sobre los posibles efectos en la salud y el medioambiente de los accidentes nucleares”. Pero puso en duda la conclusión de que toda la zona de exclusión estaba repleta de vida silvestre, y señaló que el estudio se centró sólo en grandes mamíferos bajo presión de caza, mamíferos no pequeños, insectos, y la mayoría de las aves.

as poblaciones europeas de corzos, ciervos rojos, jabalíes, lobos, linces, y muchos otros se han incrementado de forma considerable durante los últimos 30 años. Foto: Valeriy Lukashevitch. Especial, Vice.
Las poblaciones europeas de corzos, ciervos rojos, jabalíes, lobos, linces, y muchos otros se han incrementado de forma considerable durante los últimos 30 años. Foto: Valeriy Lukashevitch. Especial, Vice.

“Como tal, no aborda la cuestión fundamental de las formas en que las poblaciones naturales están siendo afectadas por contaminantes radiactivos”, afirma Mosseau, que también estudia la fauna alrededor de la central nuclear dañada de Fukushima, en Japón. “Este estudio no aborda la cuestión de si la radiación tiene efectos sobre la reproducción, supervivencia, longevidad, o la salud general de los animales estudiados. Por el contrario, los resultados de este estudio son un reflejo de los impactos de la vida humana y la sobreexplotación de los recursos naturales en ausencia de medidas de conservación”.

Mousseau se muestra escéptico ante la sugerencia de que la ausencia de seres humanos condujo a este aumento de la vida salvaje alrededor de Chernóbil.

“Los autores defienden la idea de que la ausencia de seres humanos provoca un aumento en el tamaño de las poblaciones de grandes mamíferos”, interpreta. “Este argumento es exagerado porque las poblaciones europeas de corzos, ciervos rojos, jabalíes, lobos, linces, y muchos otros se han incrementado de forma considerable durante los últimos 30 años sin experimentar cambios en la presencia humana”. En todo caso, hay más seres humanos al aire libre hoy que hace 30 años. El consenso entre los especialistas de mamíferos es que un aumento en la abundancia de alimentos, en parte, combinada con la mejora del clima, ha sido responsable de estos cambios”.

Foto: Valeriy Lukashevitch. Especial, Vice.
La mejora en el clima y la abundancia de alimentos regresaron la fauna. Foto: Valeriy Lukashevitch. Especial, Vice.

Mousseau se muestra escéptico ante la sugerencia de que la ausencia de seres humanos condujo a este aumento de la vida salvaje alrededor de Chernóbil.

“Los autores defienden la idea de que la ausencia de seres humanos provoca un aumento en el tamaño de las poblaciones de grandes mamíferos”, interpreta.

“Este argumento es exagerado porque las poblaciones europeas de corzos, ciervos rojos, jabalíes, lobos, linces, y muchos otros se han incrementado de forma considerable durante los últimos 30 años sin experimentar cambios en la presencia humana. En todo caso, hay más seres humanos al aire libre hoy que hace 30 años. El consenso entre los especialistas de mamíferos es que un aumento en la abundancia de alimentos, en parte, combinada con la mejora del clima, ha sido responsable de estos cambios”.

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